Un mediometraje cargado de símbolos que sin duda va a permanecer en la memoria de quién lo vio.
Entre el público había un niño que no paraba de preguntar ¿por qué? a cada imagen que aparecía en la pantalla; quizás nuestros interrogantes vayan formulándose en el silencio reflexivo de la edad adulta que, por suerte, no siempre se olvida de jugar.
Los bailarines del grupo Corps danzaron la palabra recitada de Ana, bailaron juegos infantiles y pusieron ritmo, movimiento y evocación a una tarde delicada y mágica.
Como la misma infancia.
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